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lunes, 26 de marzo de 2012

"El juego como área de conocimiento"

Los profesionales que trabajan con niños saben a ciencia cierta que el juego es la actividad básica de la infancia y de la adolescencia, que posibilita el desarrollo de las áreas afectiva, motriz, social y del lenguaje y que, a partir de él, se accede a todo tipo de aprendizajes. Sin embargo, hay una tendencia a considerarlo una pérdida de tiempo, a desvincularlo del proceso de enseñanza y de aprendizaje, "en la clase se trabaja y en el recreo se juega".
      "El artista plástico juega con el color y el espacio, los   músicos juegan con los sonidos, los niños y los jóvenes    juegan con todo lo que cae en sus manos".
Cuando se es niño, el juego se resignifica no como pérdida de tiempo o como soporte de aprendizajes sino que, tiene un fin en si mismo, así es que el juego es:fantasía, exploración, creatividad, existencia de reglas y diversión.
Es por ello que la acción de jugar siempre tiene una razón de ser fundamentalmente para el jugador.
se considera una de las actividades privilegiadas del niño, todos los niños del mundo juegan y es tan preponderante esta actividad que se torna vital.
El niño que no juega revela un estado de ausencia puesto que el juego es contribuyente del desarrollo del cuerpo, la inteligencia y la afectividad.
con respecto al adolescente es común escuchar que con el tema "el juego es cosas de niños", no se les ofrecen propuestas lúdicas.
Sin embargo, ante la propuesta el adolescente juega y lo hace intensamente pero ya no como un niño.
  Es un desafío utilizar el juego para facilitar el crecimiento y el desarrollo de los adolescentes, expresa claramente Inés Moreno.
Y así destaca que ofreciéndoles propuestas lúdicas acordes, mediante ella: 
*se favorece el desarrollo de la autonomía.
*el abordaje de la propia voluntad.
*el desarrollo de sentimientos de autoconfianza y confianza en los otros.
* la capacidad para expresar sentimientos y emociones. 







sábado, 24 de marzo de 2012

"LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA"

La familia es el origen y la cuna de toda comunicación.
A hablar aprendemos,en cambio,en la comunicación somos educados.Porque comunicación no son sólo las palabras  que surgen espontáneas, necesaria, inútiles, sinceras, mentirosas, filosas como cuchillos o pegajosas como una rodaja de pan con miel.
La comunicación es un arte. Un placer.Una exigencia del alma que involucra toda nuestra persona mucho más allá de las palabras. Por eso pertenece a las cosas que sólo se pueden aprender plenamente si detrás de ella esta el empuje educativo lleno de amor que nace en el contexto familiar. 
La familia representa su cuna y su origen. Basta pensar en cómo nace y se desarrolla la relación  con el bebé.Antes de que sea capaz de intercambiar las primeras palabras con el universo que lo rodea, el niño tiene detrás la experiencia de casi dos años de comunicación no verbal. Una comunicación que empezó con ese primer gesto de apoyarlo, recién nacido, sobre el corazón de mamá, que lo recibe en ese primer abrazo.
Desde ese momento entre el niño y los padres comienza una conversación que involucra todas las partes del cuerpo y más.Pensemos en las diversas modulaciones de llanto que el bebé emplea para obtener lo que espera de nosotros;los silencios, las miradas, los movimientos que hace para llamar la atención o expresar algunas necesidades.Todo forma parte de ese largo aprendizaje lingüístico, a través del cual el niño se irá dando cuenta del poder y de la "magia" de las palabras y apoderando de este medio más potente que sus manos... El adulto que cuida del niño, desde el comienzo hará uso de la palabra para relacionarse con él, eligiendo y adecuando su vocabulario a la edad y desarrollo del niño. Pero, igualmente importantes serán los gestos y lo "no dicho" entre los dos. Un "te quiero", pronunciado sin calor y con prisa, comunicará al niño un mensaje muy distinto al de un abrazo cálido, dado en silencio. 







                Bibliografía consultada
  • Golombok Susan,Modelos de Familia¿Qué es lo que en verdad cuenta? -Editorial Graó